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Protesta contra Larreta por la “modificación del Casco Histórico porteño”


Residentes de la zona se concentraron en la intersección de la avenida Independencia y la calle Defensa,  donde repartieron volantes y en cada cambio de semáforo, mostraron un cartel en el que se leía “salvemos al casco histórico de San Telmo y Montserrat”.


Vecinos de los barrios porteños de Montserrat y San Telmo se movilizaron este domingo por la tarde en contra de la iniciativa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de modificar el casco histórico porteño e instalar un polo gastronómico.

“Esto genera perjuicios no solo en el aspecto edilicio sino que también afectan la calidad de vida”, dijeron algunos de los asistentes.

La movilización comenzó a las 14.30, cuando los vecinos se agruparon sobre la avenida Independencia, en intersección con la calle Defensa, en el barrio porteño de San Telmo.

En algunos de balcones de edificio de la calle Defensa había carteles de color celeste con la frase “Paren de arruinar nuestra calidad de vida” y “No al patio de comidas en las calles del casco histórico”.

Asimismo, algunos vecinos repartieron volantes a los transeúntes, y otros, en cada cambio de semáforo, mostraron un cartel en el que se leía “salvemos al casco histórico de San Telmo y Montserrat”.

Los vecinos remarcaron que la instalación de numerosos locales gastronómicos en la zona causó un aumento de la contaminación ambiental, por la acumulación de basura y la contaminación auditiva, a causa del elevado volumen de los parlantes instalados en los negocios.

Jonathan Valdivieso, fundador del Observatorio del Derecho de la Ciudad y vecino del barrio de San Telmo, señaló que “el gobierno de la Ciudad quiere llevar a cabo una modificación del casco histórico, pero esta área no puede modificarse porque es el área de protección numero uno, es decir el área de protección patrimonial más importante” que tiene la ciudad.

Según el vecino, el Gobierno porteño “no convocó a la ciudadanía a participar, a pensar cuáles son las prioridades y necesidades de que tenemos en el barrio histórico”.

Valdiviezo remarcó que, para el desarrollo de esta iniciativa, el Gobierno porteño “no hizo los estudios de impacto ambiental necesarios para ver cuáles son las mejores medidas y cómo mitigarlas porque este plan de renovación va a implicar la intervención de entre 72 cuadras del barrio histórico”.

Los vecinos enfatizaron que esta obra afectará no solo a la circulación de transporte público en el barrio, sino también a la recolección de residuos.

Valdiviezo agregó que el martes presentarán una acción judicial cuestionando “el plan de renovación en el caso histórico, justamente por falta de estudios de impacto ambiental y falta de participación y por estar violando el patrimonio”.

Por su parte, María Eva Koutsovitis, integrante del movimiento Barrios Históricos Vivos consideró necesario “defender y preservar nuestra identidad e historia, porque lo que está en riesgo es nuestro patrimonio cultural e histórico”…

Koutsovitis remarcó que los enormes polos gastronómicos destinados fundamentalmente al turismo generan a largo plazo “la expulsión de los pequeños comerciantes y familias que habitan en estos barrios”.

Emma, una histórica vecina del barrio, criticó al Gobierno porteño debido a que “no cuida al patrimonio histórico y no invierte para preservar las calles ni los adoquines, que son un patrimonio de todos los vecinos”.

La vecina remarcó que “el objetivo del Gobierno porteño es expulsarnos del barrio, debido a que si se aprueba la modificación impulsada por el gobierno de la CABA, ni autos, ni transporte público podrán circular y esto perjudica sobre todo a las personas que tienen alguna discapacidad”.

Emma destacó que muchos vecinos debieron abandonar el barrio a causa de los problemas que generan los locales gastronómicos.

“Tengo 78 años, y de viernes a domingo no puedo dormir porque los bares ponen la música a todo volumen y es un peligro salir a la mañana para nosotros, porque siempre queda alguna persona en estado de ebriedad que sigue de largo. Además esto está mal iluminado, la verdad, lo que hicieron para beneficiar al turismo gastronómico fue arruinarle la vida al vecino del barrio”.

El plan de obras del Gobierno porteño prevé intervenir más de 70 cuadras del casco histórico con trabajos que incluyen el reemplazo de calles asfaltadas por un adoquinado, el retiro de los desniveles entre la vereda y la acera y una ciclovía.

 

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