Francisco reapareció en la Plaza de San Pedro, su presencia reflejó al mundo un poderoso mensaje de cercanía y humanidad

6 abril, 2025 Revista Tiempo 30

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Tras más de un mes de hospitalización y aislamiento, el papa Francisco volvió este domingo a encontrarse con los fieles en una emotiva y sorpresiva aparición en la Plaza de San Pedro. Acompañado por los aplausos, vítores y lágrimas de miles de personas, el pontífice de 88 años agradeció con unas breves pero sentidas palabras: “Buen domingo a todos. Muchas gracias”.

Francisco fue llevado en silla de ruedas y con asistencia de oxígeno mediante cánulas nasales, evidenciando las secuelas de la neumonía bilateral que lo mantuvo ingresado durante 38 días desde el 14 de febrero. A pesar de la fragilidad que aún muestra, su aparición pública tras semanas de aislamiento en la residencia de Santa Marta marcó un momento de esperanza y conexión para los fieles congregados por la misa del Jubileo de los Enfermos.

Una presencia cargada de significado

La celebración, enmarcada en el Año Santo y dedicada al mundo sanitario, cobró un sentido aún más profundo al contar con la presencia del papa, quien ha vivido recientemente la experiencia de la enfermedad en carne propia. Aunque no presidió la misa -oficiada por el arzobispo Rino Fisichella-, el papa participó previamente en una confesión privada, oró y cruzó la Puerta Santa jubilar.

Francisco no pudo pronunciar su homilía debido a las recomendaciones médicas, pero su mensaje, leído por Fisichella, fue un testimonio conmovedor sobre la vulnerabilidad, el dolor y el amor en tiempos de enfermedad. “En este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás”, escribió el pontífice.

Un llamado a la compasión

En el texto preparado, el papa reflexionó sobre el valor del sufrimiento como camino de crecimiento humano y espiritual, citando a su predecesor Benedicto XVI: “La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento”. Francisco criticó la mentalidad que margina a los enfermos y personas frágiles, y llamó a “no relegar al que es frágil” ni apartar el dolor de la vida colectiva. “Hagamos más bien de ello una ocasión para crecer juntos”, instó.

Al finalizar la misa, una mujer leyó un saludo en nombre del papa, donde expresó su “afecto” por los asistentes y agradeció “de corazón” las oraciones por su salud.

Un mensaje para el mundo sanitario

La Santa Sede también publicó el texto preparado para el Ángelus dominical, en el que Francisco extendió su pensamiento a los profesionales sanitarios. “Rezo por los médicos, enfermeros y trabajadores sanitarios, que no siempre tienen las condiciones adecuadas para trabajar”, afirmó. Subrayó además la necesidad de mejorar los servicios de salud a nivel global y garantizar el respeto hacia quienes sostienen estos sistemas esenciales.

Una reaparición que toca el corazón

Aunque breve y físicamente limitada, la reaparición del papa Francisco fue un gesto profundamente simbólico y esperanzador para una Iglesia y un mundo que ha vivido tiempos de dolor y desafío. La respiración asistida no pudo opacar el poderoso mensaje de cercanía y humanidad que transmitió su presencia.

En medio de una soleada mañana romana, su figura frágil pero determinada volvió a ser faro de fe para los miles que lo aclamaron: “¡Viva el papa!”. Y aunque su cuerpo exige reposo, su mensaje sigue sonando fuerte: la enfermedad no excluye, enseña a amar y ser amados.

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